lunes, 30 de enero de 2017

Cuenta regresiva.

Hablé con Fernando por poco tiempo, debido a que no les dejaban quedarse por mucho tiempo en el hospital. Me dijeron que me iban a cambiar a otro cuarto donde pudieran entrar con mayor facilidad debido a que ya no necesitaba un cuarto para mi cuidado personal. Me pusieron en un cuarto donde habian varias personas, gente mayor que ignoraban a casi todo el mundo, jóvenes que conversaban entre si. La noche llegó y me fui a dormir.

A la mañana siguiente el doctor Díaz vino a verme, me comentó que ahora las enfermeras se encargarían de mi cuidado y, si necesitaba algo que yo consideraba de urgencia, que se lo pida a una de las enfermeras. Al parecer la presencia del doctor en este cuarto causó curiosidad a algunas personas.

Pasado un par de minutos una chica se me acercó a hablarme.

- Oye ¿Y tu por qué estas aquí? - me dijo.
- Pues.. no lo sé. - Le respondí.
- No me mientas, si estas en un hospital es porqué debe haberte pasado algo - me respondio, ahora me miraba con los ojos algo entrecerrados - ¿Estuviste enfermo?
- No lo sé - le volví a responder - lo único que sé es que me llamo Gabriel y tengo un hermano llamado Fernando.

La chica fue al pie de la cama y revisó la hoja que estaba ahí, al parecer todas las camas contenían esas hojas para cada persona que dormía ahí. El rostro de la chica se llenó de asombro y me miró algo impactada. Sus ojos volvieron a la hoja y luego la dejó en su sitio.

- Tal vez no sea bueno que te lo diga - me comentó.
- ¿Sabes tu el por qué estoy aquí? - le respondí.
- Pues no, pero sé lo que tienes ahora - me dijo, ahora evitaba el contacto visual conmigo - Has perdido tu memoría. 

No sabía como responder a esto, simplemente ella me quedo mirando y yo miraba mis manos, ambas me temblaban, no le había dado importancia a las vendas que tenía en mi brazo derecho y no había intentado leventarme de mi cama desde que me trajeron a la nueva habitación. Aún estaba conectado a un aparato asi que no quería complicar más las cosas.

- Me llamo Alicia - me respondió - mucho gusto en conocerte, Gabriel.
- Igualmente - le repondí - ¿Y tu por qué estas aquí?
- Me operaron del apéndice - me dijo, mientras me mostraba unas marcas en su estómago - asi que ahora estoy en reposo.

- Alicia, deberías estar descansando todavía en tu cama - dijo una enfermera que acababa de entrar a la habitación.
- Esta bien - respondió, algo arrepentida - Nos vemos después.

-Gabriel, si todos los analisis salen bien podrías irte a casa en una semana - me dijo la enfermera - cuando lleguen tus familiares les informaré de esto a ellos también.
-Entendido, muchas gracias. - le dije a la enfermera, sonriéndole - Ehm, disculpa, ¿Usted sabe lo que me pasó para que yo este en el hospital?

La enfermera guardo silencio, obviamente no esperaba esa pregunta. Se acercó a revisar el papel que estaba al pie de mi cama y tras una breve pausa me dijo:

-Hablaré con el doctor, él y tu familia deben decirtelo - me respondió - pero no te preocupes por eso, ahora estas bien.

Tras haber dicho esto se fue. Me quedé sentado en el mismo lugar de la cama aún sin poder moverme de ahí. Las visitas empezaron, esta vez solo entro Fernando, me explicó que solo una persona podía entrar a estos cuartos. Si hubiera sabido esto, ellos no lo hubieran permitido. O almenos intentado.
Le dije que no importaba y le pregunté por como estaba la señora.

-Claudia - me dijo - ese es el nombre de nuestra madre.
-Ya veo - le dije - me siento mal por ella, por no poder recordarla, pero trataré. La enfermera me dijo que en una semana podría volver a casa, ¿Cómo es?
-Para mi todo es diferente a como lo recordaba  - me dio, una respuesta que yo no esperaba - por temas del trabajo estuve viviendo fuera del país, recién hace 1 mes pude ver la casa, esta bastante diferente a como lo recordaba.

Hubo una pausa entre los dos, si bien no me preocupaba quien era, lo que me tenía preocupaba era como le había afectado esto a mi madre y a mi hermano.

-Solo una semana y podre verla - le dije a mi hermano, sonriendo. 

domingo, 22 de enero de 2017

El atardecer.

Al momento que abrí los ojos pude ver el techo de el cuarto, todo de color gris. Quise levantarme de la cama en la cual estaba echado, pero todo el cuerpo me dolía y tenía algunos tubos conectados a mi brazo, unos sensores pegados al pecho. Por lo que me quedé sentado, pensando donde estaba.

Escuché la puerta abrirse y, tras la pequeña cortina media azulada que había en el cuarto una chica se apareció, al instante en que me vio salió corriendo por donde había venido. No entendía que era lo que pasaba. Me di cuenta que había una ventana en el cuarto que, poco a poco se tornaba un poco naranja-rojizo. Sentado ya en la cama pude ver la parte afuera del cuarto, estaba en un lugar alto y un parque estaba solo al cruzar la calle. El sol, apenas tapado por las nubes hacia que todo el cielo se volviese medio naranja. Una gran cantidad de pasos sonaban en el pasillo y la puerta volvió a abrirse, pero esta vez se escuchó como si la hubieran tirado con fuerza, ahora un señor de algo de edad estaba adelante, detrás de él dos chicas (una de ellas era la que había visto antes).

- Informen a la familia que se ha despertado - dijo el señor de edad vestido de blanco, quién ahora examinaba un papel que había estado colgado en la cama.
- Disculpe - le dije - ¿Puede decirme donde estoy?
- Estas en un hospital - me dijo sin quitar la vista de la hoja - en el Hospital Rebagliati.

Hizo una pausa para colocar el papel donde había estado y luego me dijo:
-¿Sabes quién eres?
- ¿Yo? - le respondí - pues.... no. ¿Debería recordarlo?
- Podrías intentarlo, si. - me respondió y me mostró una sonrisa amigable - simplemente no te frustres si no lo haces. Yo soy el doctor Díaz, mucho gusto.

El doctor se acercó a la máquina que estaba al lado de la cama y se quedó revisandola.
De nuevo varios pasos se escucharon en el pasillo y de pronto 4 personas estaban paradas frente a mí. Una señora con una cartera, dos jóvenes que vestían ropa casual uno muchisimo mayor que el otro y una chica que tenía unos ojos llorosos y se mordía los labios tratando de aguantar algo.

- ¿¡Gabriel!? - gritó la señora, acto seguido se acercó y me abrazó - ¡Oh mi Gabriel! ¡Mi niño!
No entendía lo que estaba pasando, miraba a los 3 chicos que no se habían movido para nada y ellos me miraban también, ahí fue cuando el mayor de los chicos habló.
-Mamá, suéltalo - le dijo, en un tono frío.
- ¿Cómo puedes decir eso? - le respondió la señora
- Él no sabe quién eres - respondió sin quitarme los ojos de encima - sino míralo.

La señora me soltó de sus brazos, ahora en su rostro se notaba una preocupación y tristeza enorme.

-Disculpeme - le dije, con una voz algo nerviosa - no sé... quienes son ustedes.

La chica no aguantó más y salió del cuarto llorando, el otro chico más joven salió tras ella. El otro chico fue donde la señora a abrazarla y a apartarla de mi, el doctor salió un rato para hablar con ellos. Después de unos minutos el doctor y este chico volvieron al cuarto.

- ¿E-esta bien la señora? - pregunté algo titubeante.
- No te preocupes, no es tu culpa - dijo el doctor y le dio pase para que el chico hable, dejándonos solos a los dos en la habitación del hospital.
- Gabriel, ¿no me recuerdas? - me preguntó
- No, lo siento - le respondí - ¿Mi nombre es Gabriel?
- Así es - me dijo sonriendo - Yo me llamo Fernando, soy tu hermano mayor.